En una reciente entrevista, uno de los fundadores de la organización criminal Los Zetas, conocido como "El Chocotorro", ha revelado detalles de cómo el grupo brindaba seguridad y apoyo a Osiel Cárdenas Guillén, líder del cártel del Golfo.
Los Zetas, una de las organizaciones más temidas y violentas del narcotráfico en México, fueron conocidos no solo por su habilidad para el tráfico de drogas, sino también por su dominio sobre territorios y sus relaciones con figuras de alto rango dentro del crimen organizado. De acuerdo con El Chocotorro, la organización tenía un papel fundamental en la protección personal de Osiel Cárdenas Guillén, quien dirigía uno de los carteles más poderosos en la región.
En la conversación, El Chocotorro detalló cómo Los Zetas se encargaban de asegurar las rutas de tráfico y de proteger a figuras clave en el mundo del narcotráfico, utilizando métodos de intimidación, control territorial y, sobre todo, violencia extrema para mantener el orden.
El relato de El Chocotorro también abarca un evento ocurrido en 2011, cuando Los Zetas perpetraron uno de los crímenes más atroces en la historia reciente del narcotráfico: el asesinato de 193 migrantes. Algunos de los migrantes fueron forzados a luchar hasta la muerte, y el que quedara vivo debía unirse al grupo criminal.
Este crimen, que dejó una huella de horror, es un recordatorio de las atrocidades cometidas por la organización, la cual, en su apogeo, extendió su poder a lo largo de varios estados de México. Los migrantes, en su desesperación por sobrevivir, no tenían otra opción más que someterse a las órdenes de Los Zetas.
Este testimonio de El Chocotorro abre una ventana a los métodos extremos utilizados por las organizaciones criminales para mantener su control, no solo sobre el tráfico de drogas, sino también sobre la vida de aquellos atrapados en sus redes de violencia.
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