Recientes evidencias revelan la creciente violencia en Sinaloa, donde se emplean drones para atacar a civiles y familias inocentes.

Recientemente, Sinaloa ha sido escenario de una escalada preocupante de violencia, donde el uso de nuevas tecnologías por parte de grupos del crimen organizado está generando temor entre la población local.

   

Imágenes y pruebas documentadas revelan que los atacantes están utilizando vehículos aéreos no tripulados (drones) para lanzar cargas explosivas contra objetivos civiles. Este tipo de ataques aéreos, aparentemente dirigidos contra la residencia de la familia Guzmán Pérez, son un claro ejemplo de cómo las organizaciones criminales están adaptando estrategias militares para sus fines.

El ataque a la casa de la familia no solo pone en evidencia la brutalidad de estos grupos, sino también la creciente desestabilización que sufren las comunidades locales. Esta situación refleja un nivel de violencia y organización completamente ajeno a lo que hasta ahora se había visto en el Estado.

Las autoridades locales y federales continúan investigando estos actos violentos, que ponen en grave peligro la seguridad de los ciudadanos, especialmente de aquellos que se encuentran en zonas rurales donde la presencia del gobierno es escasa.

Es urgente que se tomen medidas más contundentes para frenar esta amenaza, pues los ataques con drones y el uso de tecnologías de guerra avanzadas no solo afectan a los objetivos directos, sino que también crean un ambiente de incertidumbre y miedo que permea a toda la sociedad sinaloense.