Javier Milei, presidente de Argentina, realizó una visita clave a Miami para discutir el futuro del comercio entre su país y Estados Unidos. Uno de sus compromisos principales fue la eliminación de las barreras comerciales que afectan las exportaciones argentinas a dicho país.
El principal obstáculo es el arancel del 10% sobre todas las exportaciones argentinas, una medida que fue implementada por Donald Trump, y que actualmente afecta en particular a productos como el aluminio y el acero. Sin embargo, esta medida representa un impacto económico menor en comparación con los efectos de la guerra comercial global.
Las exportaciones argentinas a Estados Unidos alcanzaron los USD 6.400 millones el año pasado, de los cuales USD 630 millones corresponden al impacto directo del arancel. Este incremento de costos, aunque significativo para algunos sectores, no representa una amenaza inmediata para la economía nacional.
El verdadero desafío para Argentina radica en los efectos colaterales de la guerra comercial en el mercado global. La recesión mundial es una preocupación creciente, con el petróleo perdiendo valor y las materias primas, como la soja, afectadas por la caída de la demanda internacional.
El impacto en los precios de las materias primas se reflejó en la devaluación de monedas en países exportadores como Brasil, Chile y Sudáfrica, lo que podría agravar la situación económica argentina en los próximos meses.
La caída de los precios y la posible recesión mundial representan desafíos para las economías que dependen de las exportaciones de materias primas, tal como lo señaló el banco de inversión JP Morgan, elevando la probabilidad de una recesión global del 40% al 60%.
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