Las mujeres no solo participan como sicarias, sino también en otras funciones, como halconas, punteras e incluso operadoras de drones. Un caso reciente en Michoacán y Jalisco mostró el uso de drones artillados en ataques militares, lo que demuestra que las mujeres también están involucradas en ataques de alta tecnología, reflejando un cambio en las tácticas del cártel. En otras regiones, como Nayarit, las mujeres siguen siendo reclutadas para portar armas y tomar posiciones dentro de las filas del C J N G, lo que pone en evidencia la creciente feminización de las organizaciones criminales.
Pese a la visibilidad de estas mujeres, los miembros del C J N G parecen olvidar que el mundo del narcotráfico es sumamente peligroso, y que quienes están en la base de la estructura suelen pagar el precio más alto. Las "pollitas de colores", como se les llama en ocasiones, son las que más sufren las consecuencias de este entorno violento.
¿Qué factores sociales y culturales podrían estar impulsando la participación de las mujeres en estas organizaciones criminales?
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